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Mar 9, 2013

La wayunkerra que vive en Suiza


Cortesía

En la movilización de apoyo a la Minga Global, en Zug Suiza, en contra de Glencore y Xstrata, dueñas del Cerrejón.
La wayunkerra es la muñeca tradicional de las niñas del pueblo indígena wayuu en La Guajira. Originalmente era hecha de barro y las abuelas cuentan que representa a la primera mujer wayuu, que a través de ellas se pueden potenciar los poderes que le otorga su creadora o dueña, y que siempre tenían el privilegio de volver a la tierra.

Muy lejos de estas tierras guajiras hay una wayuu que no quiere dejar morir esa tradición y las sigue haciendo, pero ya no de barro, sino en otros materiales, con muchos detalles, cosidas y ensambladas a mano.

Ella está en Suiza y su nombre es Karmen Ramírez Boscán, como diría un alijuna (persona no wayuu). Aunque, desde niña la llaman Wayunkerra Epinayú, porque su abuelo Franco Boscán le decía que se parecía a esas muñecas de barro debido a sus formas corporales y además su principal diversión era embarrarse para hacer wayunkerras, y Epinayú porque es su casta.

Ella está en ese país europeo hace tres años, desde que su nombre apareció en una lista que dieran a conocer paramilitares de Maicao, donde la amenazaban de muerte.

Desde allá apoya las luchas de su pueblo como Consultora para Asuntos Internacionales de la Fuerza de Mujeres Wayuu y como editora para Centro y Suramérica delwww.indigenousportal.com, una iniciativa global de información para pueblos indígenas.

Se fue porque mataron a 27 miembros de su familia. 

Karmen, o Wayunkerra, nació en 1971, realizó sus estudios primarios en Maicao y estudió Diseño Gráfico en Bogotá. Ejerció durante algún tiempo, hasta el año 2000, cuando comenzaron a matar a su familia.

“Primero asesinaron a mi abuelo Franco Boscán, junto a mi tío Jorge y otras personas más. A partir de ahí, una serie de asesinatos en contra de la familia se desataron y lo que parecía una guerra entre familias Wayuu, terminó siendo controlada por grupos armados legales e ilegales”, afirma Karmen.

Desde ese año hasta la fecha han asesinado a 27 miembros de su familia, por lo que dejó de ser diseñadora gráfica para convertirse en defensora de los derechos de los suyos y de las víctimas del pueblo wayuu, interesándose también por los derechos de las mujeres, hasta tal punto de ser tildada de feminista, por lo que se dedicó a estudiar el tema, primero en la Universidad Javeriana y luego en la de Toronto en Canadá.

“Aunque no lo era, ahora lo digo con orgullo, soy mujer wayuu, soy fuerza y soy feminista, podría decir sin temor a equivocarme que soy la única mujer indígena de Colombia que reivindica el feminismo como causa de vida”, manifiesta.

Se dedicó por completo a denunciar la situación de violencia que se vivía en La Guajira, a causa de la presencia de grupos armados, lo que provocó amenazas, hostigamiento, persecuciones y señalamientos, sobre todo después que lanzó su libro Desde el Desierto en el 2007.


Un año antes en el 2006, fue becaria del programa de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Ginebra, Suiza y en el 2009 fue víctima de una amenaza que fue documentada por el Sistema de Alerta Temprana de la Defensoría del Pueblo.

Encontró el amor en Suiza. 

Luego de las amenazas regresó a Suiza por segunda vez en un asilo temporal y en uno de sus viajes a La Guajira, encontró que su expareja había encontrado otro amor. La dejaron sin casa, no tenía trabajo y seguía amenazada, por lo que se regresó a Europa, dejando a su familia y a su hija Paula Karmen. Allá se casó con Arne Baurecker, un suizo que se ha convertido en su cómplice. Con él volvió a ser madre de un hermoso niño que se llama Emiliano.

Mientras Wayunkerra sigue trabajando por sus ideales en la Fuerza de Mujeres Wayuu, aunque sea desde muy lejos, no se olvida de aquella muñeca de barro que ella hacía cuando era época de lluvia en su ranchería y era dirigida por su madre Gloria Boscán.

“Mi idea es reivindicar a la wayunkerra, con los materiales nobles, el arte, la puntada a mano y no la industrialización de muñecas de plástico de esas que regalan los políticos a las niñas wayuu de nuestras comunidades, y que luego terminan tiradas en medio de la arena, precisamente porque son ilusiones que nada tienen que ver con nosotras”, manifiesta.

Esto último lo dice convencida de que los espíritus de las wayunkerras, con el tiempo, volverán a ser lo que dicen las viejas de su etnia, “espíritus de mujeres wayuu que han regresado para guiar y acompañar tu camino”.


Las Wayunkerras
Los materiales que utiliza para las wayunkerras de trapo son en lo posible orgánicos como lino, lienzo, algodón, muselina, lanas, y algunas incluso tienen cabellos de mohair, que lucen como pelos de verdad.

Las joyas son reales, algunas de las cuales tienen significados muy importantes para el pueblo wayuu como lo son el oro, el ónix y la cornalina que es una gema de un color rojo maravilloso, que transmite fortaleza, da firmeza al carácter, ayuda a avanzar frente a los obstáculos, además protege y también sirve como remedio para curar algunas enfermedades propias de los wayuu.

Por Sandra Guerrero Barriga

Tomado de:  http://www.elheraldo.co/tendencias/la-wayunkerra-que-vive-en-suiza-91578