Por: Wayunkerra Epinayu (Karmen Ramírez Boscán)
Hace tiempos que no tenía en mis manos un periódico en español desde que vine a Suiza en junio de 2011. Entonces, la semana pasada, un día que pasé por Bahnhof, la estación de trenes de Berna, me di cuenta que había una “peridioquería” en donde venden, obviamente periódicos, en varios idiomas. Intenté buscar periódicos de America Latina, pero desafortunadamente no los hay, así que compré “El País” de España. Vaya sensación tan divina: el olor, la textura, los colores del tabloide, abrir sus páginas, y ¡leer en español!, en fin. En todo caso, no es del periódico y las sensaciones que produce éste en las personas, de lo que quiero hablar hoy, sino más bien de algunas noticias que se incluían él, las cuales me atrajeron para escribir esta nota.
Y bueno, mi anotación tiene que ver con la forma de transmitir las noticias. Después de haber estado en Canadá por cerca de dos meses estudiando sobre derechos de las mujeres con personajas de la talla de Alda Facio, de lo cual me siento absolutamente privilegiada, es definitivamente imposible leer los periódicos como lo hacía antes. Ya no puedo ser tan desprevenida, y aunque siempre he tratado encontrar en las noticias los enlaces acerca de como afectan éstas a las mujeres indígenas o a los pueblos indígenas, pues mis observaciones, muchas veces me impidieron hacer análisis más profundos sobre ciertos temas particularmente relacionados con las mujeres, ya que he estado más concentrada en temas que afectan a los pueblos indígenas en general, por aquello de la unidad de la lucha.
Advierto que, no es que ahora sea yo una analista sobre el tema, porque puede prestarse para malas interpretaciones de personas que, cuando entran a mi blog, solo lo hacen por el placer de reír o despotricar, o lo que es peor injuriar anónimamente, sobre lo que, desprevenida o convencidamente, escribo. Pero no, de ninguna manera mis intenciones son ahora las de volverme una experta en estas materias, aunque no puedo evitar escribir sobre las sensaciones que me ha producido la primera página de “El País”, del 6 de julio de 2011, para compartirlas con quienes quieran y con quienes no quieran, también.
En “El País”, entonces, en la primera página del miércoles pasado, se ve a una mujer alta, de cabellos cortos y canos, bastante madura, impecablemente elegante, un poco autoritaria, y sobre todo, feliz. En pocas palabras, se ve absolutamente radiante y triunfante. La foto de ésta mujer, cuidadosamente ubicada en el centro de la edición, pareciera darle el equilibro perfecto a la misma. Ella es Christine Lagarde, mujer, que por supuesto era más bien desconocida para mi (recuerden que no soy ninguna experta), pero quien ahora es, como dice la diminuta nota debajo de la monumental imagen que apareció el miércoles pasado en el periódico: “La primera Mujer en la Cúspide Financiera Mundial”, es decir, Lagarde, es ahora la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, a quien valga la pena decir, el organismo, le ha condicionado de entrada su proceder, de manera que, a la ex Ministra de Economía de Francia, se le ha advertido que debe mantener un comportamiento apropiado e impecable, enmarcado en los más altos modelos éticos, además de evitar “cualquier apariencia de conducta inapropiada”.
Lo que me llamó la atención de ésta noticia es como, después del escándalo del exdirector del FMI, Dominique Strauss-Kahn quien hace unos meses, obligara violentamente a una mujer americana-guineana a practicarle sexo oral en un hotel de Nueva York e intentara abusar sexualmente de ella, sea precisamente, una mujer a la que se nombre para el cargo de dirección del FMI, por supuesto con condiciones de comportamiento. Entonces mientras Strauss-Khan es esperado por el partido socialista francés, al cuál éste pertenece, con esperanzas de que sea definitivamente absuelto del juicio que se ha iniciado en Nueva York en su contra, por acosador y viejo verde, para postularlo como candidato presidencial de éste país, por otra parte, Lagarde, tiene prohibido echarse una cana, de todas las que tiene, al aire.
Yo me pregunto, ingenua y desprevenidamente, cómo un organismo como el Fondo Monetario Internacional, el cuál ha sido pensado absolutamente desde la mirada patriarcal del poder económico, y el cual además ha sido ampliamente cuestionado por sus procederes, especialmente por los endeudamientos forzosos de los países del tercer mundo (para lo cual hay que recordar a la Argentina de finales del 2001), exige, a la primera mujer que tiene el cargo de directora en este escenario, un comportamiento ejemplar. Lagarde, es presentada entonces, por el FMI como la ficha femenina que permitirá limpiar la imagen de los escándalos provocados por Strauss-Kahn, y entonces otra pregunta se me viene a la cabeza, por qué, el FMI, teniendo unos escándalos que pesan a toda la humanidad, como la crisis financiera mundial que se avizora, por ejemplo, en vez de exigir conductas apropiadas a la mujer que lo dirige desde la semana pasada, no decide cuestionar sus propias conductas.
Estratégicamente, el Fondo Monetario internacional, ha elegido a una mujer impecable, al menos físicamente, porque en todo caso la perfecta apariencia de Christine Lagarde no le quita lo neoliberal; para limpiar la mala imagen que, un tipo acusado de varios intentos de violación, en múltiples lugares y tiempos, ha dejado en las primeras páginas de los diarios internacionales.
Y precisamente volviendo a las páginas principales de los periódicos, para el caso de “El País” del 6 de julio de 2011, incomprensiblemente, en la esquinita superior izquierda de la primera página, se observa la pequeña fotografía de otra mujer. Esta imagen, corresponde a la de una mujer joven, despelucada, un poco desconcertada, desprevenida y hasta asustada, acompañada de un titular, diminuto también, que dice: “El ‘caso Strauss-Kahn’ salpica al socialismo galo”. La mujer de esta pequeña foto, no es otra sino la de la periodista y escritora francesa Tristan Banon, quien ha entablado otro de los juicios en contra del Ex Director del FMI, también por intento de violación en su contra, por hechos que ocurrieron diez años atrás, cuando Strauss-Kahn tratara de abusar sexualmente de ella, en uno de sus apartamentos en Paris.
Mientras a Christine Lagarde se le despliegan todas las noticias con bombos y platillos para recuperar y enaltecer la imagen del FMI después que 23 hombres la eligieran como el reemplazo de Strauss-Kahn, a Tristan Banon, solo se le despliegan noticias en las que se cuestiona su veracidad de los hechos que denuncia ante los tribunales parisinos.
Entretanto, la denunciante americana-guineana, ahora aparece como la mentirosa de la película por supuestas inconsistencias en sus testimonios, según la Fiscalía que lleva su caso, por lo que Strauss-Kahn ha sido puesto en libertad, al mismo tiempo que de manera muy sutil, los medios de comunicación dan a entender que un enredijo de mentiras fue tendido en contra del pobre incauto, para que éste cayera en una trampa desplegada por los intereses de opositores políticos de las próximas elecciones presidenciales en Francia, donde el partido socialista insiste que lo quiere como candidato presidencial, a pesar de los escándalos.
Pero claro, un intento de violación, no es lo mismo que una violación, y una mujer, en una sociedad que se siente amenazada por el “hembrismo”, como lo advierte Elvira Lindo, también en el mismo periódico en su artículo titulado ”El Héroe”, siempre va a defender la posición que más favorezca a cualquier hombre de poder.
Bastante irónico que desde los escenarios más íntimos a los más públicos, ante cualquier escándalo de violencia en contra de las mujeres, sean las mismas mujeres al poder, quienes tienen la tarea de mejorar la imagen que dejan los hombres mentirosos, traicioneros, abusadores y mujeriegos. Pobres hombres, quienes al final se convierten en las víctimas inocentes, del hembrismo desenfrenado, frente a las acusaciones de mujeres explosivas, pasionales, celosas y seguramente, con sed de venganza.
Notas de reflexiones inspiradas en las lecciones de Alda Facio durante el Programa sobre Derechos de las Mujeres del WHRI de la Universidad de Toronto en Canadá. En uno de mis múltiples viajes por el mundo.
6:30 pm
B,S