Enamorada de un hombre que acababa de ser de una mujer de encanto, sentía pena por la que fue y por ella misma.
Pasaron tantos días como noches y se sació del amor del que ella pensaba
era su macho
Sabiéndolo llorar secretamente, comenzó a enloquecer de miedos, de dolores y de colores
Y se acordó de la mujer de encanto, aquella que nunca nada ni nadie podría comparar con algo
sintió pena por ella
Entonces fue por sí misma
Tarde ya, no pudo encontrarse
Ya él la había consumido
Eliminado
Enriquecido
Malhumorado
Y el miedo llegó hasta sus largas piernas
esas que le llegaban hasta el suelo
Y lo amaba
Pero lo odiaba
El, nunca pudo olvidar a la mujer de encanto
Entonces pensó que sus tetas se quedarían sin puntas
Que el tiempo habría de pasar y que la vida cobraría su cobardía
La lucha de ego
La quemó
También lloró
Tampoco a su lado hizo los millones que alguna vez celebró
Porque él nunca volvió
Es que nunca se había ido
Ella no entendió que
él ahogado de nostalgia estaba
En lo que había sido el amor más grande de su vida
Y seguiría siéndolo
Porque su cuerpo pensaba que solo podía estar donde le tocaba
No donde su corazón verdaderamente quería
Valledupar 12 de marzo de 2010